domingo, 24 de junio de 2012

INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MOLDES MENTALES


Inteligencia emocional y moldes mentales

Los valores, al fin y al cabo, son metas deseables, pero, ¿cómo desarrollarlas? ¿De qué dependen? Sin duda, de la inteligencia emocional  de cada uno. Sin embargo, desde la perspectiva de varios autores, la inteligencia emocional, tal como ha sido planteada por Goleman, deja muchos vacíos, por su carácter indiscriminado al abarcar aspectos no sólo cognitivos sino también rasgos de personalidad y motivaciones (Mayer, Salovey y Caruso, 2000)  y también por su carácter genérico o de producto, tal como lo plantean os propios autores originales, Salovey y Mayer (discriminar, encauzar y rentabilizar las emociones propias y ajenas), cuyo nivel de predicción para los criterios de satisfacción, adaptación y rendimiento resulta todavía pobre. De ahí que nosotros defendamos un enfoque más de proceso que de producto, al igual que ocurrió con la inteligencia racional, resaltando las estrategias cognitivo-emocionales comprometidas en el modo de anticiparreaccionar e interpretar la realidad, a través de lo que denominamos “moldes mentales”. Pero, ¿qué son los moldes mentales?
En la película “Mar adentro”, Amenábar enfoca en varias ocasiones la portada de nuestro libro “Los Moldes Mentales: Más allá de la inteligencia emocional”, especialmente cuando Rosa intenta que el tetrapléjico Ramón Sampedro, en su deseo de morir dignamente, cambie sus moldes: “Te vi por la tele y me fije en tus ojos, que son maravillosos, unos ojos llenos de vida y pensé: ¿cómo alguien puede querer morir con esos ojos?… Todos tenemos problemas y no hay que huir de ellos, ¿sabes?… He venido par decirte que la vida vale la pena”. En ese intento de cambiar sus moldes, Sampedro le replica, ahondando en sus motivaciones profundas: “¿Por qué no hablamos de la verdadera razón de por qué estás aquí? ¿Por qué no hablamos de que claramente eres una mujer frustrada que te has levantado hoy sábado con ganas de encontrarle un sentido a tu propia vida?”.
La teoría de los Moldes Mentales (Hernández, 1997, 2002, 2005a, 2005b) defiende que, a través de situaciones reiteradas, nos vamos creando formatos de pensamiento, que son piezas clave para mejor entender el puzzle de la Inteligencia Emocional. Los moldes mentales son enfoques o estrategias cognitivo-emocionales, construidos en la interacción entre las disposiciones genéticas y el aprendizaje. Vienen a ser como el “psicoma” humano, responsable de nuestras creencias, emociones y comportamientos.  A través del análisis factorial, partiendo de un conjunto de aserciones sobre el modo de pensar antes, durante y después de las situaciones emocionalmente implicativas, hemos extraídos treinta moldes mentalesque parecen los más dominantes en nuestro modo de reaccionar, interpretar o valorar la realidad (Hernández, 2002). Por ejemplo, las atribuciones, siguiendo el modelo de Weiner, vienen a ser un tipo de molde mental o “formato de pensamiento”, como modo habitual de explicar los éxitos o fracasos.
Un molde  es un “formato dinámico y flexible” con el que “configuramos” de modo peculiar y habitual los “contenidos” que interpretamos. Así, ante una entrevista de trabajo, las personas generan tipos de pensamientos con un formato o molde similar aunque las situaciones sean muy distintas (consistencia). Ejemplos de estos pensamientos y formatos son: “Voy a deslumbrar al entrevistador y me aceptará tan pronto me oiga hablar” (Inflación-decepción); “¿Y si me bloqueo cuando me pregunten” (Anticipación aversiva); “Seguramente el entrevistador tratará de hundirme” (Predisposición hostiligénica); “prefiero no plantearme que tengo una entrevista” (Oblicuidad cognitiva); “¿Para que voy a presentarme?, al final, todo es igual…” (Anticipación devaluativa); “Voy a permanecer tranquilo cuando me hagan una pregunta inesperada” (Control emocional anticipatorio); “¡Ánimo, seguro que, pasados los primeros minutos, todo irá muy bien!” (Motivación proactiva); “tengo que calcular que puede haber preguntas difíciles, pero también fáciles, en cualquier caso todo saldrá bien y si no, será una experiencia más” (Anticipación constructiva previsora), etc.
Los moldes cognitivo-afectivos tienen como referencias más próximas el pensamiento causal en la Teoría de la Atribución (Weiner,1972); los errores lógicos del Modelo Cognitivo de la Depresión de Beck (1974); la autorregulación del afrontamiento en la Teoría Cognitivo-emocional de Lazarus (1968), así como los modelos de trabajo basados en los procesos de regulación afectiva (Mikulincer, 1998).
Cada molde constituye una pieza suelta de gran valor y que ensamblada con otras responde a unos objetivos determinados. Concretamente, observamos que un molde como el hipercontrol anticipatorio puede relacionarse con un mayor rendimiento académico, pero no con un mayor disfrute de la vida. Hay un conjunto de moldes que predicen perfectamente la felicidad o bienestar subjetivo, otros predicen un mayor bienestar subjetivo comunitario, mientras que otros, una mayor eficacia, diferenciando eficacia en los negocios, en el estudio o en el ajedrez.
Todo esto indica que, utilizando los moldes cognitivos afectivos, podemos intervenir mejor sobre ellos, pues son estrategias concretas y operativas, de fácil diagnóstico y modificación. También, que contamos con un material más flexible para entender la personalidad y el comportamiento humano.

PEDRO HERNÁNDEZ "GUANIR"

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